Diariamente convivimos con la basura, de camino al trabajo, a la universidad, a la casa. Las calles de nuestra ciudad adornadas con coloridos y brillantes envoltorios de todo tipo, colillas de cigarro, cartones, papeles, botellas plásticas, latas de bebida, bolsas, etc. y así podríamos seguir enumerando una lista muy larga. En un gesto casi automático, podemos ver en parques y calles a niños y adultos botar envoltorios, boletas, etc., a los fumadores pisar las colillas en el suelo y caminar con toda tranquilidad sin un remordimiento, y de vez en cuando nos podemos encontrar incluso con pañales desechables. La basura se ha transformado en un elemento más de nuestro entorno, tan acostumbrados estamos a ella que se ha vuelto prácticamente invisible a nuestros ojos.
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